El sindicato agradece la labor del compañero presidente que dignificó la lucha del pueblo trabajador
14/05/2025
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) expresa su profundo pesar por el fallecimiento de José Pepe Mújica, expresidente de Uruguay, un compañero cuya vida y legado quedan grabados en la historia de Uruguay, de América Latina y del mundo como símbolo de justicia social, resistencia y humanidad. El presidente Mujica o Pepe, como todos le conocíamos, no fue solo un líder político; fue un referente ético que, hasta sus últimos días, representó con autenticidad y fuerza los ideales de la clase trabajadora y del sindicalismo.
Nacido en Montevideo en 1935, Pepe Mujica fue un hombre del pueblo que dedicó su vida a la causa de los más desfavorecidos. Miembro de los Tupamaros, un movimiento de resistencia de izquierda que se levantó contra la dictadura uruguaya, fue apresado y sufrió largas estancias en la cárcel, donde se le sometió a condiciones inhumanas de aislamiento, abuso, tortura y represión durante más de 12 años. Lejos de doblegar su voluntad, su estancia en prisión fortaleció su convicción y su compromiso con la lucha por un mundo más justo.
Su entrada en la política institucional se dio en un momento crucial de la historia de Uruguay, cuando fuerzas progresistas de distintos sectores y sensibilidades ideológicas unieron sus esfuerzos bajo el Frente Amplio. Mujica, fiel defensor de la unidad y del diálogo, impulsó un frente de izquierda que, en 2009, lo llevó a la presidencia de su país. Durante su mandato, Pepe se dedicó a construir un Uruguay inclusivo y solidario, promoviendo reformas sociales que ampliaron los derechos laborales y fortalecieron el sistema de protección social.
Como presidente, Mujica supo entender el papel esencial de las organizaciones sindicales en la defensa de los derechos de las y los trabajadores. Gobernó con la cercanía y el respeto hacia los movimientos sociales, manteniendo siempre la puerta abierta a sus demandas. Su administración no solo fue sensible a las necesidades del pueblo, sino que también apostó por un modelo económico y social que privilegiaba la distribución justa y equitativa de la riqueza. Mujica impulsó políticas innovadoras en el ámbito de la educación, la salud y el acceso a la vivienda, dejando un legado de avances significativos en justicia social.
Para el movimiento sindical y para organizaciones como UGT, Pepe Mujica representa los ideales más profundos del sindicalismo y la solidaridad. Sus discursos —siempre llenos de sencillez y sabiduría— fueron un recordatorio de que la política debe estar al servicio de los trabajadores y del pueblo. Mujica entendió que un líder no necesita lujos ni privilegios, sino compromiso y empatía. Vivió modestamente, rechazando el lujo y demostrando con su ejemplo que la verdadera riqueza está en el servicio y la integridad.
UGT agradece al compañero Pepe Mujica la confianza que tuvo con nosotros y el poder de haber sido receptores de su conocimiento, cercanía, afecto y de sus lecciones siempre envueltas en sencillos símiles que se transformaban en poesía narrada, despedimos a Pepe Mujica con un profundo respeto y gratitud por su vida de lucha y entrega y su generosidad por ser mentor y protector en una época de líderes ruidosos y disruptivos, de vacío mental y moral, de falta de humanidad y de arrogancia, su legado aparentemente sigiloso nos sirve de guía y acicate para seguir defendiendo los derechos las trabajadoras y los trabajadores, de los más humildes. A seguir construyendo desde la sencillez ilustrada y a construir el mundo justo y hermoso que él soñó y al que dedicó su vida.