
El sindicalismo europeo reivindica una revisión del modelo europeo para fortalecer la dimensión social, ecológica y democrática y lograr una UE más justa y solidaria
03/11/2025
Hoy, 1 de noviembre, se conmemora el trigésimo segundo año de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, el acuerdo que diseñó la construcción de la entonces Comunidad Europea, hoy Unión Europea.
Jacques Delors, figura clave en la negociación y elaboración del Tratado afirmó que su mayor batalla en la redacción de aquel documento fue el capítulo social en el que “los sindicatos jugaron una parte importante”.
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores quiere recordar, en este aniversario, ese activo papel de las organizaciones sindicales en la construcción y consecución de este hito en la Confederación Europea de Sindicatos (CES), una vez que el Tratado de Maastricht sentó las bases para el diálogo social europeo y facultó a los agentes sociales europeos (las organizaciones sindicales y empresariales más representativas) a llegar a acuerdos colectivos que pudieran ulteriormente consagrarse en directivas comunitarias y pasar a ser parte de la legislación laboral, social y económica de los Estados miembro.
Las disposiciones del Tratado siguen siendo a día de hoy motivo de debates, pero también siguen siendo la mejor herramienta de la que dispone Europa para seguir avanzando sobre sus principios.
El Tratado marcó el nacimiento de la UE tal como la conocemos hoy y supuso la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM), la introducción del euro y el fortalecimiento de las instituciones comunitarias, además de establecer un marco jurídico fundamental, que se consolidaría con el Acuerdo sobre Política Social anexo al Tratado, lo que junto con el posterior Pilar Europeo de Derechos Sociales y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea han venido a ampliar los derechos sociales y fundamentales de las ciudadanas y los ciudadanos europeos. Unos derechos fundamentales por los que UGT sigue trabajando con el objetivo de ampliarlos y reforzarlos, de manera que se complementen las bases sentadas por Maastricht, así como aumentar las competencias de la UE en materia social, promocionar el empleo, mejorar las condiciones de vida y de trabajo, impulsar del diálogo social o desarrollar la protección social, entre otras cuestiones.
Es necesario reorientar el rumbo de la Unión Europea
Sin embargo, el sindicato considera que el equilibrio entre trabajo y capital sigue sin existir plenamente. Maastricht priorizó la estabilidad monetaria y los criterios de convergencia fiscal, dejando los derechos laborales y las políticas de empleo en un segundo plano, algo que consolidó una Europa de los mercados antes que una Europa de las personas trabajadoras como se pudo experimentar años después, cuando las políticas de austeridad y las reformas laborales impuestas durante la crisis del euro pusieron de relieve las limitaciones sociales del marco nacido en Maastricht.
Tres décadas después, el sindicalismo europeo reivindica una revisión del modelo de Maastricht para fortalecer la dimensión social, ecológica y democrática de la UE, que incluye:
- 
Integrar clausulas sociales en las políticas económicas.
 - 
Reforzar la negociación colectiva y la participación de los trabajadores en las empresas y en la gobernanza económica.
 - 
Impulsar la transición justa frente a los retos digitales y climáticos.
 - 
Cumplir los compromisos del Pilar Europeo de Derechos Sociales.
 
El aniversario de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht nos invita a reflexionar y a reafirmar nuestro compromiso con una Europa más justa y solidaria, recordando que la unión económica solo será sostenible si va acompañada de una verdadera unión social. Por ello, UGT reivindica la necesidad de reorientar el rumbo de la Unión Europea. Es imprescindible dotar a Europa de una verdadera gobernanza económica y social, que garantice el respeto de los derechos laborales, el refuerzo de la negociación colectiva, la lucha contra la precariedad y la consecución de una transición justa frente a los desafíos climáticos y tecnológicos.