Es imprescindible continuar en la senda de aumentos salariales para que las personas trabajadoras recuperen y aumenten su capacidad adquisitiva
30/09/2024
Los datos sobre la Contabilidad Nacional Trimestral, publicados por el INE, correspondientes al segundo trimestre de 2024 registran un aumento trimestral del PIB del 0,8%, un 3,1% en términos anuales. Con este dato, la primera mitad del año registra un incremento anual, en media, del 2,8%. Esto ya ha generado una revisión generalizada al alza de las estimaciones para 2024, situando el crecimiento esperado del PIB por encima del 2,5% para la mayoría de instituciones, y pudiendo incluso superar la cifra del pasado 2023, que tras la revisión del INE se ha estimado un crecimiento del 2,7%.
La demanda nacional ha aportado 2,4 puntos al aumento del PIB, mientras que la demanda externa lo ha hecho en 0,7 puntos. En este sentido, destaca el comportamiento del consumo de los hogares, que crece un 2,5% anual, y el de la inversión, que lo hace un 2,2%. En lo que respecta a los sectores económicos, el aspecto más positivo es que todos ellos crecen con tasas anuales superiores al 2,5%, siendo especialmente llamativo el aumento del 3,7% del sector servicios.
La economía española resurgió de la pandemia en 2022, año en el que ya alcanzó y superó el nivel de PIB de 2019, según la última revisión conocida. Sin embargo, esto no quiere decir que lo hiciera en todos los agregados. La inversión, sobre todo la productiva, acaba de recuperar el mismo nivel que antes de la pandemia, con un retraso de más de dos años respecto a otros agregados, un obstáculo importante sobre todo en el medio plazo. Además, cabe destacar que los fondos europeos recibidos por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, suponen una parte importante de la inversión total realizada, un 0,7% del PIB en 2023 y previsiblemente un 1% en 2024, según el Banco de España. Por lo tanto, el sector privado debe esforzarse en mejorar en esta materia si se persigue mantener el crecimiento económico en el medio y largo plazo y transformar nuestro mercado productivo.
Por otro lado, uno de los motivos por los que se ha frenado la inversión está relacionado con las políticas monetarias llevadas a cabo por el Banco Central Europeo (BCE), que con la subida de tipos tan agresiva que se hizo como respuesta a la inflación, hasta el 4,25%, desincentivó la financiación de inversiones mediante el crédito. Tras la segunda bajada en el año, el día 12 de septiembre, y el cambio de tipo de referencia, los tipos se encuentran en el 3,5%. La dificultad de acceso al crédito ha supuesto un impedimento para la inversión y para el consumo de empresas y hogares, además de verse afectadas las familias por las fuertes subidas de los costes hipotecarios. Es fundamental que el BCE prosiga en la reducción de tipos y que la política monetaria sea expansiva.
No obstante, el consumo de los hogares está siendo una parte muy importante de las aportaciones al crecimiento anual, algo que se repite en los últimos trimestres, indicativo de que el consumo se está recuperando. En ello tienen que ver dos cuestiones: de un lado, la importante creación de empleo; de otro, la mejora de los incrementos salariales registrados en la negociación colectiva y los aumentos realizados en los últimos años en el salario mínimo, que permiten a las personas trabajadoras recuperar la capacidad adquisitiva que se perdió a raíz de la elevada inflación. En lo que va de año, la inflación se sitúa en el 3,1% de media, mientras que los aumentos salariales firmados en 2024 se encuentran en el 4%, 9 décimas por encima.
En definitiva, la economía española crece con decisión y mejora respecto a sus pronósticos, pero todavía quedan aspectos en los que incidir para garantizar su buena marcha en el futuro. Incrementar la inversión productiva debe ser una prioridad, así como continuar con políticas expansivas que apoyen el crecimiento. También es imprescindible continuar en la senda de aumentos salariales para que las personas trabajadoras recuperen y aumenten su capacidad adquisitiva, pieza clave en el incremento del consumo y, en consecuencia, del PIB.